viernes, 16 de junio de 2017
















                                  -Reflejo (II)-

  
Aunque desconocías
el orden de tu historia,
la ciudad se encargaba
de conducirlo al viento,
de entonar sus ocultas
asonancias primeras.
Eran frías las noches,
voraz el infinito
despliegue de los astros
para quien sólo iba
a descifrarse en ellos,
sabiendo que una hora
de vida publicada
podía ser legible
si el sol no lo impedía.
Pero tus propias calles,
ardientes de tristeza,
lograron inscribirse
en aquellos capítulos
que tanto te explicaban.
 
 
                        (de LA LUZ NO USADA, 2010)


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