viernes, 26 de mayo de 2017




                GORRIONES

  
Que la lluvia cayera en los Jardines
era sólo espejismo. Que mis ojos
acogiesen tristezas, contemplando
inmóviles gorriones ateridos,
no era más que el escorzo de otros tiempos
de humedad retorcida entre las manos,
de pálidos alberos que sentían
el peso de unas alas. Y la lluvia,
detenida en el aire,
remontaba el temblor de aquellos pájaros
clavados en la tierra. Que mis ojos
no supieran llorar, era presagio
de que iban a cerrarse en otros vuelos.


                                                (de JARDINES DE MURILLO, 1989)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario