sábado, 18 de febrero de 2017




                   XXXIX

 
Vivir del corazón ya no es rentable,
ni siquiera gozoso, en los tiempos que corren.
Al contrario, se tiende
a manejar ideas
que rellenen las arcas
del estado civil más conveniente.
En tanto, no muy lejos,
amanecen corolas que, al unísono,
declaman sus perfumes, o preludios
de lentas sinfonías elevándose
sobre un silencio triste.
Todo mientras vivir del corazón
no es asunto crucial, no merece la escena
que ayer representaba
cualquier hombre en el centro de sus actos.
Se trata de obtener los intereses
cerebrales ajenos,
a veces consentidos, y en otras ocasiones
ignorando el efecto, pero nunca la causa.
Y mientras, cada nido
sigue brindando al aire su misterio,
o se ensombrece el agua
en mitad de algún claustro luminoso,
ofrenda transparente de la piedra.
Vivir del corazón
requiere el mismo tiempo que dejarse
latir por el rosal y la armonía,
el pájaro o la lluvia,
hasta ser eco, ya sin más presencia.


                                                 (de REGAZO E INTEMPERIE, 2007)

Lienzo de Henri Martin

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